domingo, 19 de junio de 2011

Lágrimas que queman,fuego que enciende.

Seguro vos tampoco podés dormir. También te imagino comiendo poco y tomando mucho. Mirando canales que jamás viste o que te desagradan con tal de evitar pescar sin querer algún resumen noticioso con los goles de la fecha. Esos goles que son heridas, heridas que sangran, que derraman pus. Mirar al techo, putear al aire, enojarse y querer cagarse a trompadas con cualquier cosa que se ponga adelante. Enfrentarse al espejo y verse triste… Perdón, triste no, porque sos del Lobo, pero sí dolido. El tripero es alegría, en el sentido amplio de la palabra, abarcando hasta aquella alegría que duele, que nace del sufrimiento, pero que se torna en combustible para avivar más el carnaval, la fiesta.Leyendo estas líneas pienso: “ que loco que un intelectual que analiza críticamente ciertos rituales que expresan el sentir de una colectividad quinientos años atrás nos esté describiendo tan precisamente a nosotros…” Cada partido es una fiesta.  A partir de ellos nace, se gesta la congregación del pueblo, que vive, que siente, que sufre a la par de sus pares. Que se involucra más allá de un resultado, que acompaña, apoya y nunca jamás, pero jamás te deja tirado, que jamás abandona. Es en esa comunión que  se conforman sentidos, valores, formas que inconscientemente se aplican casi de manera automática a la vida cotidiana. O acaso cuando la mano viene complicada por dentro no te das ánimo pensando “no,  esto no me va a vencer, no voy a abandonar”. Gimnasia, eso sí que es una verdadera fiesta. Y justamente ese tipo de fiestas donde la alegría nace del dolor, que se hace cuerpo en lágrimas y que emerge en gritos, saltos, llantos, abrazos, insultos, emoción… Sentir… Ser… Hasta se torna en un argumento interesante para aquellos que con sus preguntas o sus dudas (como por ejemplo, para que vas a la cancha si siempre pierden… por qué sos hincha de un club que no salió campeón,  o la mas odiosa de todas, sos hincha de tu hinchada? Yo voy a ver a mi equipo ganar, no importa que este llena la cancha) intentan llevar la cuestión del sentir tripero hacia el lado de la racionalidad. Lo racional, o sea, aquello que puede medirse, calcularse, predecirse. Esto no se trata de razón, se trata de otra cosa. Es una forma de sentir, de vivir, difícil de explicar con palabras. Es ver llorando a uno en la tribuna, a muchos, e ir a abrazarlos a cada uno de ellos de forma de consolarlos, de consolarte a vos también. Y que de ese abrazo nazca el aliento, el grito sagrado, para volver a ahogarte en lágrimas, y después volver a alentar. Es reconocerse uno mismo en el otro, de transformar en identidad lo que allí sucede. Esa identidad que tan bien nos distingue del resto.Puedo asegurar  en este momento que mi cabeza gira y rebota mucho más rápido que mis manos, y ese desfasaje complica el hecho de querer  materializar en una nota el mestizaje de ideas que se atropellan para salir en tropel sin un orden mínimamente preestablecido.  Como transformar en palabras las lágrimas, nuestras lágrimas, derramadas en cancha de All Boys, expulsadas por nuestro cuerpo hastiado de sufrir. Querer  y no poder, caminar y no avanzar. Recorrer  miles de kilómetros queriendo hallar un halo de luz que permita por lo menos iluminar no el camino, sino aunque sea el punto de anclaje de nuestras esperanzas. Esperanzas que son cenizas, pero que definitivamente “son”. Y ese “son” nace de del foco ígneo desatado por la furia propia, esa que nos es nuestra y la podemos generar sólo nosotros. Esa furia que nace del amor, que ante tanta adversidad se transforma en dolor. Ese dolor deviene en angustia, y esa angustia, el Lobo la convierte en fuego… Ese fuego que quema de verdad, incontrolable, que se vuelve incendio. Y ese incendio desatado es la esperanza que mueve a todo Gimnasia. Esa Fe que resucita muertos, que hacer ver a ciegos, que hace sabios a los ancianos y revolucionarios a los jóvenes. Que respeta a los niños, que hace igual al diferente y que no estigmatiza al pobre. Y ese fuego, convertido en esperanza, que se vuelve fe, ciega fe, quizá pueda por qué no, hacer que Gimnasia, mejor dicho, Ginasia, se quede en primera! El sábado otra vez la ciudad será nuestra. El pueblo saldrá a la calle. Desde todos los barrios en bondi, camión descontrolado, en auto, moto o a pie. Birra, vino, cerveza. Cumbia y rock and roll.  Con el corazón en la mano y los huevos sobre la mesa, a poner el pecho que será de nuevo fiesta, y que sea lo que sea. VAMOS LOBO CARAJO!

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